Las calles de adoquines, las esquinas anchas, el ruido constante y un calor que recuerda; una sensación recurrente y una pregunta intermitente: Es veridico o es solo la consecuencia de los días? Como otra clásica novela, siento imaginar ese desenlace, aunque quiero evitarlo. 

Quizas, ese calendario repeleto de recuerdos me este diciendo que en el mismo tiempo, sucedera lo mismo, pero con otra mirada y nuevos momentos, con iguales sentimientos y otro encuentro, pero con un juntos interminable.

Hoy: Sin fiesta ni quejas.

Despues de algunos cuantos sueños dormidos, y  luego de invertir mucho fabricando ilusiones, opto por salir a mirar, pero esta vez sola; con tanto estimulo y sobredosis de cursilerias había olvidado el placer de encontrarse sola frente al mar, de frenar en las esquinas sin objeciones y de disfrutar el no pensar en nada más que en nada. 

Mientras los mira, su subconsciente susurra suave una millonada de anecdotas clásicas.Se repiten y no lo ven, nunca entenderemos qué festejan.

Hoy y siempre: Mirar con los mismos ojos,de otra manera.

Los cofres ausentes, oscuros, ahora lejanos, cargando tus ojos negros, tu sonrisa blanca y tu insegura pared, mis lagrimas lentas, mis palabras dormidas y mis horas perdidas; y los mismos cofres, vuelven al otoño con un dejo de ilusion, con un aire retenido en el momento infinito que perdura en la foto, con tu angustia y mi mapa de la vida desde un divan. 

Me miro las manos, busco tu abrazo, vuelvo a mirar, y el ahora es un recuerdo.

Los cimientos crecieron sobre gelatina perdiendo la fuerza, las cadenas se rompieron en un momento de grandes sentiemientos,en el tunel se encontre un delivery de deseo y en el silencio del miercoles una respuesta ausente. Las diferencias nunca fueron distintas, la ironia siempre fue postre; Y yo,con mi parte de la culpa.