Hoy: Sin fiesta ni quejas.
Despues de algunos cuantos sueños dormidos, y luego de invertir mucho fabricando ilusiones, opto por salir a mirar, pero esta vez sola; con tanto estimulo y sobredosis de cursilerias había olvidado el placer de encontrarse sola frente al mar, de frenar en las esquinas sin objeciones y de disfrutar el no pensar en nada más que en nada.
Mientras los mira, su subconsciente susurra suave una millonada de anecdotas clásicas.Se repiten y no lo ven, nunca entenderemos qué festejan.
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